Esta reseña de Libros y Literatura de Victoria Mera de "La boca de los cien besos" me ha dejado sin aliento
El pasado fin de semana los sublimes viajaron a Tarifa. En el camping Torre de la Peña y en un entorno mágico presenté mi última novela La inocencia de los sublimes. Los detalles cuidados que me regalaron a la hora de montar el escenario me hará inolvidable este momento. Acompañada del cálido viento de levante y de un público relajado narré el recorrido entre la idea primera y la novela final: hallazgos, documentación, inspiraciones y estudio que me llevaron a la escritura final de la trama. Disfrutamos juntos de la lectura de algunos párrafos y de las opiniones de algunos de los asistentes. Una tarde mágica en la que la un sol anaranjado y el viento de levante acompañaron a los sublimes.
El 30 de junio amaneció como todos los demás, aunque desperté con un cosquilleo especial en el ombligo y es que viajaba a Sevilla para participar en la Gala de los premios Caligrama 2022. Cualquiera puede emocionarse en Sevilla, una ciudad facilona para la alegría, el arte y la belleza. Sevilla es así, de natural hermosa y acostumbrada al arte que la cubre desde hace miles de años. Sin embargo, ese día lució diferente a mis ojos. La boca de los cien besos quedó finalista para el premio Talento de la editorial Caligrama así que con más ilusión que nervios me planté en Sevilla, yo vestida de escritora, ella de hermosa anfitriona.
Ante la mirada atenta del río Guadalquivir se leyeron los nombres de los ganadores. En un entorno espléndido recorrimos el río mientras todos celebrábamos; los ganadores su merecido premio, los finalistas nuestra compartida alegría. Todos ganamos esa noche, que fue una noche de escritores, imaginación, cultura y arte.
Gracias a Caligrama por el cuidado en los detalles, por hacernos sentir grandes esa noche y, sobre todo, por la compañía que nos ofrecen.
No sé si habrá para mí más noches de finales, galas o premios, pero me pareció escucharle al río un arrullo de ánimo. Esta experiencia ya ha sido un regalo y ha aumentado mis ánimos para seguir en esta díficil tarea que es ser escritora.
Después de encierros y recogimientos, este año la Feria del libro luce brillante en nuestra ciudad. Ha sido un honor haber sido invitada a la firma de ejemplares. Es hermoso recibir las críticas y opiniones de los lectores en directo y observar sus caras de entusiasmo cuando te hablan de los personajes e historias que más los han conmovido. Ha sido una experiencia maravillosa estar en la calle hablando de libros. Me siento muy respaldada por la Consejería de Cultura, la Biblioteca Pública, los medios de comunicación, libreros y demás instituciones públicas y privadas. Lo que sea que logremos en esta aventura literaria, lo lograremos juntos mi ciudad y yo.
A veces hay que sacudirse el miedo y avanzar. A lo largo de mi vida no he dudado en hacerlo y me he sentido decidida. Como escritora, confieso que dudo, que me muevo como si caminara por terrenos ajenos. Esta vez me marqué el reto de salir de la zona de confort que me rodea y viajar más lejos. Hablé con los sublimes y estuvieron de acuerdo. Hicimos una maleta en la que cupieron todos y pusimos rumbo a la librería Capitán Letras, en Madrid. Qué fácil es todo cuando te encuentras con gente amable, generosa y sencilla. El escritor Alberto Caliani tuvo que ausentarse a última hora por motivos de salud, pero se esmeró para dejarme en las mejores manos y nos acompañó el editor Ezequiel Teodoro. La sala se llenó y hablamos de la vejez, de la inmigración, del apego materno, de tramas, de secretos, y leímos para regalar a los asistentes algunos de los párrafos. Bernarda no pudo callarse y quiso darse a conocer. Fue una tarde de lectura, de literatura, de experiencias y de un esfuerzo reconocido. No puedo sentirme más satisfecha por la generosidad que he recibido en toda esta experiencia. Gracias por arropar a los sublimes.
La inocencia de los sublimes fue presentada en la librería "La Luna Nueva", en Jerez de la Frontera. Es una de esas librerías donde el enorme poder de la palabra se hace visible en cuanto abres la puerta. La luna Nueva es más que una librería, es un espacio para hablar, escuchar, leer y aprender. Un lugar en el centro de la ciudad que se ha convertido en un referente de la vida cultural de Jerez. Rodeados de la multicolor belleza de los libros y el susurro de otros relatos, los sublimes se presentaron ante el público. Ellos nos hablaron de evoluciones personales, de misterios por resolver, de arcadias rurales, de viejos y de apegos maternales. Muchas fueron las ideas que revoltearon por encima de nuestras cabezas en ese hermoso espacio de cultura. Tomaron la palabra Dina y Bayón, que desde Oviedo intentan resolver una muerte, conocimos el pensamiento de Dina en Madrid ante la fragilidad de su madre, y se hizo rotunda en la sala la presencia de la Bernarda, la prostituta centenaria que llegó desde Apóstoles para presentarse al público.
Gracias a los asistentes por sus caras amables, a Cristóbal Serna por su reflexionada presentación, a los libros por su compañía y a los libreros, Nati y Cristóbal por la existencia de este universo de palabras en una calle de Jerez.
Os dejo aquí un pedacito de la Bernarda y La inocencia de los sublimes :
"En el pueblo había dos ruidos que nadie desconocía: el motocarro de don Quibo y el silencio de la Bernarda. Al primero lo acompañaba siempre una sonrisa, al segundo el temor de Dios. A media tarde, desde que los viejos comenzaran a levantar la escuela, ella acudía a cumplir con su parte del pacto y a recibir el suyo. Recogida como un ovillo en el asiento delantero del coche de Quibo, llegaba siempre por sorpresa. Tan menuda y pequeña se había vuelto a sus ciento un años que no aparecía a la vista de los demás hasta que, deslizándose desde el asiento, tocaba el suelo con sus pies diminutos y su toca granate. Entonces de la mano de María, la hija que heredó casa y vergüenza, recorría renqueante el camino hasta la casa, subía los escalones y entraba. Hacía muchos años ya que la Bernarda dejó de estirar el cuello y elevar la cabeza cada vez que se cruzaba con alguien en el pueblo. No fue la humildad, sino la artrosis la que la obligara al cambio de costumbre, pero, no dándole los huesos para el deseado gesto de orgullo, adquirió la costumbre de lanzar una especie de gruñido con el que recordaba al mundo que la Bernarda, que de nada tenía que avergonzarse, había hecho acto de presencia. A medida que fue envejeciendo, el lomo se le fue torciendo tanto que la cara se le quedó clavada al suelo y parecía ir por las calles en una permanente reverencia. Como no pudo corregir la postura, corrigió la costumbre, y decidió que antes dejaba de salir que permitir que los demás pensaran que pedía perdón por sus pecados. Mandó cerrar ventanas y puertas, y nunca más salió a la calle. Cuando a través de los oídos de su hija escuchó que se iba a construir una escuela en el pueblo, le ordenó a María que fuera a enterarse de todo y a ofrecer un trato. El pacto era dinero por el conocimiento de las letras. Nadie entendía, ni siquiera la cabeza de la hija, qué podía apremiar tanto a esa anciana ni qué esperanza albergaba la centenaria Bernarda, que no vivía ya más que para aguardar la visita de la muerte".
Tarde de lectura, opiniones, música, expectativas y mucha ilusión en torno a La inocencia de los sublimes. Gracias a todos por la compañía y por ser puente de mis palabras.
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Próxima presentación en Ceuta el 4 de noviembre a las 20:00h en la Biblioteca Pública Adolfo Suárez.
El suicidio de un anciano profesor de universidad en Oviedo va a tener unas consecuencias inesperadas en las vidas de Bruno Arqués, un arquitecto que vive en Madrid, y Dina Riverol, la inspectora de policía a cargo de la investigación de esta muerte. Bruno viaja a Apóstoles, un pequeño pueblo en Argentina, para buscar a su madre, y clarificar los motivos de su extraño y repentino viaje. En Apóstoles, este conocerá a un grupo de entrañables octogenarios empeñados en construir una escuela y cuyas vidas están atadas, sin saberlo, a un terrible suceso ocurrido años atrás en el pueblo. La convivencia con este puñado de viejos llevará a Bruno a encontrarse a sí mismo mientras descubre el sórdido pasado de su madre.
En La Habana de comienzos del siglo XX, el pintor Simplicio Rodríguez siente la necesidad de abandonar los cánones impuestos por la academia cubana e inaugura el arte vanguardista con un cuadro dedicado a su amada Fernanda Mendoza, una meretriz de reconocido prestigio en la ciudad. Durante años Simplicio se convierte en el confidente y amigo más íntimo de Fernanda, a la que ama profundamente hasta su fallecimiento. El cuadro que homenajea la historia de amor puro entre ambos se titula La boca de los cien besos. Tras la muerte de Fernanda, Simplicio se convertirá en el mentor del hijo de Fernanda, Walfrido, un muchacho débil y afectado por el desapego de su madre. La saga familiar irá creciendo y el cuadro será testigo mudo de la vida de todos ellos. Paralelamente, en Miami de 2018, Bibiana García, una profesora cuya familia se exilió de Cuba cuando ella era una adolescente, regresará a la isla para recomponer sus recuerdos y su identidad. Allí Bibiana encontrará el cuadro de Simplicio Rodríguez y con él las respuestas que lleva años buscando.
Opiniones:
" La novela de Tula Fernández ha sido un descubrimiento"
" Es sorprendente que se trate de una novela de iniciación. Es una novela muy madura, que cuida el lenguaje de manera extraordinaria"
" Me recuerda a la literatura latinoamericana, al estilo de García Márquez, al realismo mágico"
Aquí me sentí escritora por primera vez. Ver, escuchar, sentir cómo un grupo de personas se alegran de tenerte cerca, de escrudiñar los detalles de la novela, de leer las frases que quedaron grabadas en ellos. Descubrirte al otro lado de la sala como escritora y no como lectora es fascinante.